El diagnóstico de cáncer a un ser querido, a la pareja, a un familiar o amigo, genera una enorme inquietud. Estás preocupado, ansioso y enfadado, pero al mismo tiempo deseas ayudar y eres consciente que tu soporte es necesario.
La responsabilidad de ser el cuidador de un paciente con cáncer resulta gratificante y preocupante a la vez, porque debes resolver muchas cosas y, en ocasiones, tus propios sentimientos y emociones quedan a un lado.
En esta página obtendrás más información para desempeñar este rol y afrontar las emociones y los problemas prácticos que plantea, sin olvidar cómo Kālida apoya al cuidador de una persona con cáncer.
Cáncer y cuidadores
El término describe el papel que asumen la pareja, la familia, los amigos, los vecinos o los compañeros de un paciente oncológico. Es una función no remunerada, vital para brindar apoyo práctico y emocional cuando alguien más lo necesita. Ser cuidador significa cosas diferentes para diferentes personas y es un término amplio que cubre cualquier función de cuidado de la persona con cáncer.
Ser cuidador es gratificante y estresante al mismo tiempo, porque estás involucrado, día a día, con los altibajos del cáncer y sus tratamientos. Es agotador emocional y físicamente, ya que sueles hacer malabarismos para asumir esta función con otras responsabilidades importantes: la familia, el trabajo, el hogar… cuando es posible que vivas a cierta distancia del paciente y no sepas cómo ayudarlo.
La mayoría deja en suspenso sus propios sentimientos para concentrarse en el bienestar de la persona querida. A veces te sientes culpable, enojado, frustrado o ansioso y estás muy cansado. Es comprensible: eres un ser humano, están sucediendo muchas cosas y también es normal estar preocupado por un futuro incierto y por desconocer cómo te las apañarás a medida que cambien sus necesidades de atención.
Recuerda que eres una parte clave de la red que cuida a la persona con cáncer y que también es muy importante que te cuides a ti mismo. Averiguar dónde y quién brinda apoyo al cuidador facilitará tu función.
Soporte y cuidadores
Si empiezas a cuidar a un paciente oncológico o incluso si ya llevas un tiempo desempeñando la tarea, probablemente haya días en los que las cosas te resulten muy desafiantes. En Kālida ofrecemos apoyo a los cuidadores para afrontar la situación. A continuación, te sugerimos algunos consejos:
- Crea tu banco de recursos: ¿quién y qué facilita tu función de cuidador? Pregunta a los profesionales de la salud y al médico de cabecera con qué ayudas cuentas y cómo las puedes conseguir.
- Sé organizado, porque hay muchas cosas a coordinar en el rol de cuidador. En los primeros días se trata de las citas hospitalarias, los medicamentos, el transporte, etcétera. Los amigos y la familia pueden ayudarte, pero deben saber en qué son útiles. Aprovecha sus habilidades, porque unos pueden brindar apoyo práctico y otros centrarse en el soporte emocional. La tecnología sirve para facilitaros la tarea.
- Infórmate sobre los grupos de voluntarios locales que resuelven cuestiones prácticas, como el transporte, el sustituto del cuidador, las tareas del hogar o las visitas domiciliarias para que puedas tener momentos de descanso. El médico de cabecera, el trabajador social de tu CAP y estos colectivos de voluntarios suelen saber qué recursos hay disponibles en tu zona de residencia.
- Verbaliza tus emociones. Probablemente quieras ser positivo y optimista incluso cuando estés preocupado, pero si reprimes tus emociones, acumularás estrés. Busca a alguien con quién hablar de tus sentimientos y aliviar la tensión, sean otros miembros de la familia, amigos, colegas o mediante grupos de apoyo. En Kālida sabemos que tú y los tuyos necesitáis un espacio de apoyo edificante para hablar sobre las emociones. Nuestro entorno, elaborado de forma creativa, centra su atención en ayudarte de forma práctica y emocional y además puedes conocer a otros cuidadores y compartir experiencias.
- Si trabajas o estudias, informa a la empresa/tutor. Si saben cuál es la situación, comprenderán que debas tener cierta flexibilidad horaria para las citas médicas y los días de tratamiento, entre otros, y que se reduzca tu capacidad de concentración durante la jornada laboral.
- Cuando cuidas a un paciente oncológico preocupa el impacto financiero del cáncer y sus tratamientos. Si necesitas ser cuidador a tiempo completo durante un tiempo, probablemente se reduzcan los ingresos familiares. Los asesores de Kālida te pueden aconsejar al respecto y si quieres ampliar información, consulta nuestra página y blogs.
- Aprende a cuidarte, porque habrá momentos de inquietud y estrés. Si sabes cómo aliviar las tensiones, si aprendes a relajarte, sentirás que recuperas de alguna manera el control. Es importante ser capaz de alejarse momentáneamente, es decir descansar de forma regular, reunirse con otras personas y hacer algo por ti. Te invitamos a visitar Kālida y descubrir nuestro curso «Te cuido, me cuido” que te enseña a relajarte y eliminar el estrés. También aprenderás sobre el cáncer, los tratamientos y la nutrición.
- Cuida tu salud: ser cuidador de un paciente oncológico significa que concentras el tiempo en otra persona. Probablemente estés más cansado y quizás no duermas tan bien. A veces, se saltan las comidas y la salud se resiente. Recuerda vacunarte contra la gripe, comer con regularidad, hacer ejercicio y respirar aire fresco a menudo. Informa al médico de cabecera si te sientes mal y explícale tus responsabilidades como cuidador. En Kālida ofrecemos talleres de relajación y ejercicio, consejos sobre alimentación saludable y apoyo a través de nuestro equipo especializado en soporte oncológico.
- Afronta la sensación de soledad. En los grupos de apoyo para cuidadores, locales o en foros de Internet, puedes compartir información y experiencias con otras personas en una situación similar y, cuando descubres que tus sentimientos son normales y recibes el apoyo de los demás, rompes el aislamiento que conlleva la preocupación. En Kālida organizamos grupos presenciales de apoyo al cuidador o tal vez prefieras simplemente tomar una taza de té mientras recibes algo de soporte especializado. Incluso puedes unirte a Kālida online para participar en nuestras charlas, donde en muchas de ellas las personas cuidadores son bienvenidas, o consultar el blog.
- Recuerda que está bien pedir y aceptar ayuda, aunque estés ocultando tus sentimientos y fingiendo que lo tienes todo controlado. Habla abiertamente con los demás y sobre todo con la persona que te está cuidando a ti.
Cuándo buscar más ayuda
El rol de cuidador es un trabajo a tiempo completo y sueles acabar el día agotado. El estrés y la responsabilidad resultan abrumadores y, a menudo, las personas sienten que lo deben gestionar solas.
Si te sientes bajo presión y afecta a tu salud física y emocional, pide ayuda. Informa al médico de cabecera y al equipo de atención médica de lo que te resulta difícil. Hay apoyo disponible de grupos de voluntarios locales, así como servicios sociales y comunitarios.
Es normal que tengas momentos más buenos y otros muy malos, pero si estás estresado, preocupado o deprimido durante demasiados días, habla con el médico de cabecera y explícale cómo te sientes. Puedes beneficiarte de un tiempo libre en el trabajo, apoyo y asesoramiento.
Kālida está aquí contigo
Si deseas obtener más ayuda, apoyo e información sobre el rol del cuidador durante y después del tratamiento contra el cáncer, de manera gratuita, estamos aquí para acompañarte.
Pásate por Kālida cuando quieras sin necesidad de pedir cita. Nuestro equipo de soporte oncológico —enfermeras especializadas en cáncer, asesores sociales y psicooncólogas — está aquí para escuchar tus inquietudes y ofrecerte la ayuda que necesites.
CONTACTA CON NOSOTROS
En la Fundación contra el Cáncer Kālida estamos aquí para acompañarte, tanto si te han diagnosticado un cáncer, si esperas resultados, has sufrido una recaída, estás en tratamiento o eres familiar de una persona con cáncer
Acércate a Kālida Sant Pau
Llama a 930 502 323
Envíanos un email a hola@fundaciokalida.org
Conecta a Kālida Online
ARTÍCULOS RELACIONADOS
VOCES KĀLIDA
Rocío, 36 años. Cuidadora.
«Kālida m’ha ajudat sobretot a la gestió de l’estrès i de la incertesa, m’han donat molts recursos»
Pilar, 66 años. Cuidadora.
«Compartir preocupaciones con personas que estaban pasando por la misma situación fue muy gratificante».